¿Qué pasará con el capital intelectual? A medida que las empresas se sistematizan y automatizan más y más, las tareas operativas pasan de las manos de los operarios a las máquinas y los robots. ¿Significa acaso que llegará el momento en que ya no será necesario el recurso humano? Según las tendencias observadas, parece ser todo lo contrario. El recurso humano toma en la empresa una posición mucho más digna e interesante. En lugar de ser un engranaje más de la maquinaria empresarial, se está convirtiendo en un elemento primordial para el logro de la estrategia del negocio.
El trabajador de hoy sabe más y su trabajo tarde o temprano se vuelve más polifacético. Ya no será necesario atrincherarse en un sindicato para hacerse valer. El trabajador se está convirtiendo en un socio del negocio. De hecho, muchas empresas no usan más el término «empleado» o «trabajador» sino «colaborador» o «asociado».
La tecnología administrativa se perfecciona día a día y las empresas son más eficaces y eficientes para cumplir con su tarea. Estamos llegando al punto en el cual no se compite más en tecnología; todos lo hacen muy bien. Ahora se compite con el recurso humano. Es muy difícil imitar al personal, cada individuo es único y su aportación se vuelve singular. Las empresas que compiten sólo les queda desarrollar a su propio personal hasta llevarlo a su potencial más alto, o robarle personal a otras empresas atrayéndolo con mejores ofertas. Estamos, pues, en la era de la competitividad a través del capital intelectual, la aportación única de nuestros colaboradores.