¿Cómo se explica que unas personas vivan en la opulencia mientras otras viven en la miseria? La respuesta es muy simple: La riqueza de cada quien depende de su forma de pensar.
El título del libro de Napoleon Hill «Piense y hágase rico» se confirma una y otra vez. Es interesante observar cómo reacciona una persona pobre cuando recibe una cantidad importante de dinero, debido a que está mentalmente condicionada para no ser rica, de alguna forma u otra se las arregla para perder el dinero obtenido. Por otro lado, una persona rica, cuya forma de pensar está sólidamente desarrollada para ser rica, nunca se vuelve pobre. Puede perder todo lo que tiene y al cabo de algún tiempo ya es nuevamente rica. Es típico el caso de Donald Trump, el magnate neoyorquino de los bienes raíces. Debido a algunos descuidos de negocios, perdió toda su fortuna, sin embargo, al cabo de dos años era más rico que antes. También su primera esposa se llevó la mitad de su fortuna cuando se divorciaron. Ninguno de esos desastres económicos lo volvió pobre.
En nuestras sociedades existe una epidemia de pensamientos de pobreza. Desde pequeños escuchamos que la vida es dura, que el dinero cuesta ganarlo, que los ricos han amasado su fortuna explotándonos a los pobres, que ser rico es malo, que detrás de toda fortuna hay una historia de explotación, etc. Todo ello está profundamente arraigado en nuestra mente y en nuestra emocionalidad y nos impide abrirnos a una vida de prosperidad.
¿Cómo cambiamos esta situación? La única forma de hacerlo es cambiando nuestra mentalidad. Decirlo suena fácil; pero remover las ideas arraigadas en nuestro interior es a veces una tarea titánica. Cuando entramos en contacto por primera vez con las ideas de abundancia, nos suenan imposibles y hasta ridículas. ¿Qué dirías si alguien afirma que tú serás 
millonario dentro de un año? Cierra los ojos y piénsalo por un momento, ¿te suena como algo totalmente fuera de la realidad? Lo más probable es que así sea. Mientras no podamos aceptar un hecho así desde lo más profundo de nuestro corazón, nunca seremos millonarios. Podemos soñar, podemos desear, podemos rezar por una mejor situación económica, pero nuestra situación no cambiará hasta que creamos sinceramente que puede cambiar.
T. Harv Eker, en su libro «Los secretos de la mente millonaria», da un ejemplo interesante de la forma en que tratamos de cambiar nuestra situación: Acabas de imprimir una carta en la impresora de tu computador y te das cuenta que tiene un error ortográfico. Inmediatamente consigues una goma de borrar y lo corriges; luego vuelves a imprimir la carta y ¡sorpresa! el error sigue allí, consigues una goma más grande y lo vuelves a corregir, imprimes de nuevo la carta y ¡el error sigue allí! Empiezas a sospechar que algo misterioso y fuera de tu control está sucediendo y por eso no logras desaparecer el error. Suena divertido, pero es exactamente lo que hacemos en la práctica para corregir nuestra situación, tratamos de cambiar las cosas en el exterior, cuando lo que necesitamos cambiar es el «programa».
La psicología actual ha desarrollado técnicas para modificar la mentalidad de una persona. Se les ha dado diferentes nombres: programación neurolingüística, técnica de las afirmaciones, etc. y básicamente consisten en hacer ejercicios
varias veces al día utilizando declaraciones positivas y en tiempo presente con el fin de ir modificando nuestra manera de pensar y de percibir la realidad.
Desde la época en que Napoleon Hill escribió su aclamada obra hasta nuestros días, en repetidas ocasiones se ha demostrado y documentado que al modificar nuestra manera de pensar, nuestra «realidad» también se modifica como por arte de magia. Por supuesto, la mayoría de personas necesitarán trabajar con perseverancia en los ejercicios por un período de semanas o meses para obtener resultados. Esto desanima a muchos, pero ¿qué pueden perder? El tiempo igual transcurrirá ya sea que hagan los ejercicios o que sigan llevando una vida limitada.
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 Los Secretos de la Mente Millonaria |  Piense y Hágase Rico |
 Piensa como un Millonario |  Padre Rico Padre Pobre |
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como puedo acerme millonario, ami la escuela nome gusta, pero yo tengo muchas ganas de trabajar, nada mas qe mi papas me dicen q estudie, y yo mejor qisisera trabajar.
Necesitas tener claro qué es lo que quieres hacer de tu vida. Qué te gusta hacer, qué actividad o profesión te atrae de forma tal que podrías trabajar en ella todo el día sin aburrirte.
Una vez que tengas claro esto, analiza qué estudios se requieren para lograrlo y enfócate en esos estudios.
A veces uno se siente atraído por trabajar simplemente por dinero; pero con el tiempo te darás cuenta de que los trabajos que requieren poco estudio difícilmente te producirán los ingresos que necesitarás para cumplir tus metas y mantener a tu futura familia. Con el paso del tiempo te sentirás esclavizado por esos trabajos y desesperado por no obtener los ingresos adecuados; entonces te darás cuenta de que valía la pena sacrificarse algo por estudiar una profesión interesante y productiva.